En el desmayo se observa su poderío y en la floración de la hoja única digna de poner en el interior del cuaderno. Algunas ideas se raspan sus rodillas y las mordeduras de los mosquitos nos distraen del marasmo. Mayo, poderoso en su su tallo, nos quita la sed y la ronquera de los meses idos.
La hierba crece y los cielos limpios ensayan su libreto.
Estoy muy necesitada de agua. ¡Bienvenido sea tu mayo!
ResponderBorrarBienvenida siempre Isabel. Agua fresca para ti.
ResponderBorrarAbrazos.