Sobre la curva tensa del hueso del año, que es noviembre, iremos juntos tocando los labios de todos los que duermen con el alma suelta. Yo recuerdo la altura, la barbara altura de las horas, por eso los invito a beber de las tardes el magnesio de los corazones. Sentémonos a la mesa y nos veremos con los demás desayunando con la misma cuchara de madera o de peltre, el sudor del día y sus motivos.
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