Hemos visto el borde del silencio ser
llevado en melodía todo un año. Hemos aprendido a silbar la tonada en medio del
escenario y hemos dado la nota alta, un poco ronca, pero ebria de sonoridad en
el bajo continuo del pecho.
El acorde final del año está con nosotros y
una fama íntima se llena de humedad.
Abrazos
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